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La melatonina también trabaja en sincronización con el neurotransmisor serotonina.
Cuando los niveles de melatonina aumentan, usualmente los niveles de serotonina
disminuyen. La exposición a la luz disminuye los niveles de melatonina y aumentan los
niveles de serotonina. Consecuentemente, los niveles de melotonina son menores, mientras
que los de melatonina son mayores en el invierno comparado con otoño y verano,
especialmente en pacientes que sufren de Desorden Afectivo Estacional (SAD).
Bajos
niveles de melatonina han sido asociados con depresión, fibromialgia, insomnio, desordenes
de ansiedad, etc. Algunos médicos han observado que la administración de melatonina en
niños con desordenes de atención generalmente se vuelvan más calmados y se enfoquen
más en sus pensamientos.
Numerosos estudios publicados, que incluyen, Revisión de la evidencia que da respaldo al
uso de la melatonina como antioxidante (2007) y Función Pleitropica de la neurohormona
melatonina: Protección antioxidante y regulación neuroendocrina (1995) respaldan el uso de
la melatonina como antioxidante.
Numerosos estudios publicados, que incluyen, El potencial inmuno terapeútico de la
melatonina (2005) y Melatonina, inmuno modulación y envejecimiento (1994) comprueban
es uso de la melatonina como inmunomodulador.
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